viernes, 26 de mayo de 2017

Serigrafía (del latín sericum, seda, y grafos, dibujo).

En 1907, Samuel Simón, de Manchester, patenta la idea de montar unas plantillas de estampación, antes sueltas, sobre un soporte de seda. Es entonces cuando nace la serigrafía como técnica de estampar.

A partir de los primeros años del presente siglo se utiliza como proceso comercial. Desde entonces, muchos artistas hacen una serigrafía artística, siendo el pop y el op-art colaboradores aventajados.

Actualmente, la serigrafía tiene gran importancia en el campo de la publicidad y su impresión se puede efectuar sobre cualquier tipo de superficie y en forma recta, curvada o quebrada.

Básicamente existen tres tipos de telas utilizadas en la serigrafía: naturales, sintéticas y metálicas. Las primeras, llamadas sedas fotográficas, se caracterizan porque sus impresiones son uniforme y de escaso relieve de tinta. No es conveniente mojarlas a más de 50 grados de temperatura, ya que se puede perder el impermeabilizante, con lo que se perjudica la cohesión del tejido; les atacan los productos ácidos y derivados alcalinos que contengan cloro. Las telas serigráficas sintéticas, sobre todo el nylon y el fotonyle - las más utilizadas - son menos higroscópicas que la seda natural, y las pantallas construidas con ellas presentan una gran resistencia. Las telas metálicas, aunque son más resistentes, tienen un registro más imperfecto, siendo totalmente válidas para estampaciones industriales, pero no para la creación artística.

viernes, 5 de octubre de 2012

jueves, 27 de septiembre de 2012

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viernes, 7 de septiembre de 2012