sábado, 1 de octubre de 2016

Arte clásico y erotismo - El hombre

Desde finales del sigloVIII a. C. el desnudo es exclusivo del varón6 (el desnudo femenino no aparece hasta siglos después); sólo los griegos se desnudan y sólo se presenta así el hombre que es bello, aquel que tiene un cuerpo bien articulado. En Grecia es el hombre libre que posee ocio, el que no necesita trabajar, el que se entrena diariamente en la palestra y lo hace desnudo (gymnós). Para ello se construyen en las ciudades espacios reservados, apropiados para esta actividad: los gymnasia. La desnudez deportiva o atlética llega a convertirse en un acto social que se relaciona con los hombres libres y terminará utilizándose en Grecia como un elemento de autoconciencia racial y cultural de la unicidad de los griegos.

Se ha señalado muchas veces que el origen del desnudo masculino pudo surgir de la expresión de iniciaciones rituales y atléticas que probablemente se pueden remontar a la segunda mitad del siglo VIII a. C.7 El desnudo en los ritos de paso ligado a prácticas de pederastia iniciática pudo estar en la base de lo que terminará siendo el desnudo atlético y heroico de los griegos y también de la institucionalización social de la homosexualidad. Parece, según la tradición antigua, que todo comienza en Creta y continúa en Esparta8. En esta ciudad, durante las fiestas llamadas Gymnopaidiai, los hombres competían y bailaban desnudos. También las mujeres espartanas practicaban deporte, cantaban y bailaban desnudas en determinados festivales y ante la mirada de los hombres, lo que algunos autores como Platón o Plutarco explican de forma pragmática (no sintieron la necesidad de explicar el desnudo masculino): servía para inflamar el deseo en los hombres que de esta manera elegían a la mejor de las mujeres capaz de concebir una sana prole. Pero este desnudo femenino desaparecerá y el arte sólo cultivará el masculino.

El desnudo público de los atletas -que ya aparece representado en la cerámica corintia hacia el 650 a. C.— está ligado a las competiciones en los festivales panhelénicos como Olimpia. Tal vez estos juegos tuvieron su origen en ritos de paso y fueron establecidos en honor de algún héroe local, lo que relaciona de nuevo esta costumbre con un acto ritual e iniciático. Según la explicación que daban los propios griegos, todo empezó con un accidente. El primero en desnudarse, Orsipo de Mégara, corría el estadio en la Olimpiada 15 (720 a. C.) cuando perdió el vestido en la carrera (o bien se desembarazó de él para poder ser más rápido)9 y siguió corriendo hasta la meta; después Acanto de Esparta le imitó y corrió desnudo, estableciendo así esta costumbre desde el siglo VIII a. C.

Si el desnudo se liga a la actividad, al deporte y a la acción, las primeras obras artísticas de hombres desvestidos representan a seres inmóviles: los kouroi o muchachos. Se trata de hombres jóvenes e imberbes, de la edad más bella, la efebía, que avanzan hacia nosotros con una pierna, el torso frontal y rígido, los brazos pegados al cuerpo, repitiendo una y otra vez el prototipo egipcio del Imperio Nuevo del que son deudores, pero con una importante novedad: están desnudos. Los primeros kouroi tienen un tamaño extraordinario, mucho mayor que el natural, que alcanza a veces más de tres metros de altura. Hallados en santuarios y necrópolis, su imponente presencia provoca temor y protege el espacio sagrado y la tumba.


Erotismo en el arte antiguo



Estas primeras estatuas ponen de manifiesto el inquietante poder del desnudo que atemoriza y que Grecia y Roma conservarán bajo la forma del falo durante muchos siglos. Pero enseguida los kouroi se reducen al tamaño humano e inundan, a lo largo del siglo VI a. C. y primeros años del V a. C., santuarios y necrópolis en todas las ciudades griegas. Son imágenes que ya no provocan temor. Se destacan en ellos otros rasgos: la belleza de los cuerpos de adolescentes de largas y cuidadas cabelleras, la imagen del noble, del áristos, del primero, de aquel que posee arete, virtud. Entre los griegos la belleza encierra virtud, y la virtud se expresa en la belleza. Se ha construido la imagen genérica del hombre perfecto. El desnudo se ha convertido en un vestido.

Esta construcción es muy precisa y se repite casi sin variación durante siglos, tanto en la escultura como en la pintura de los vasos. La atención se dirige al bello rostro de recta nariz, al largo cabello cuidadosamente peinado, a los músculos del abdomen que tienden a formas geométricas, marcados por líneas paralelas al principio, moldeados después; o a los exagerados pliegues inguinales que rodean como un cordón el cuerpo en las primeras esculturas y que, aunque mucho más realistas después, seguirán destacándose siempre. Son cuerpos de atletas ejercitados cada día en la palestra. El pecho y la espalda son anchos, y las piernas y los glúteos fuertes. Los genitales, reducidos al mínimo tamaño, se construyen siempre igual: un pene delgado y corto, terminado en un largo prepucio y un escroto muy desarrollado, la imagen de un sexo infantil. Más de un siglo después, el ideal griego del cuerpo lo describe cómicamente Aristófanes: «el pecho fuerte, la piel brillante, los hombros anchos, la lengua corta, el culo grande, la polla pequeña».

El hombre superdotado no es sinónimo de virilidad en el mundo griego, al contrario. Un héroe como Heracles tendrá unos pequeños y civilizados genitales, como todos los hombres bellos. Con una pequeña y respingona nariz y un gran falo, los griegos dibujan la fealdad y la alteridad. Un pene enorme es ajeno a la belleza y pertenece a seres monstruosos como los sátiros, los centauros, los bárbaros o los viejos.

El curioso hecho de que los griegos practicaran deporte totalmente desnudos se ha explicado en ocasiones como una forma de testificar el poder de autocontrol del atleta, obligado a una abstinencia sexual de varias semanas antes de la competición. Aunque esta explicación es claramente insuficiente, tal vez tenga que ver con la exhibición de la moderación propia de un cuerpo entrenado y disciplinado, una curiosa costumbre relacionada con el mundo de los atletas en la Grecia antigua; la «preparación», antes del ejercicio, del pene, la infibulación o, tal vez, mejor que utilizar el término romano sea más apropiado referirse a esta práctica con uno de los términos griegos: kynodesmé o «lazo de perro». Consiste, como bien vemos en la crátera de Eufronios de Berlín, en estirar el prepucio con una mano y ceñirlo con una cinta de tal modo que no quede al descubierto el glande. El atleta de la izquierda está atándose una cinta mientras que un hombre vestido, tal vez un juez, señala los genitales de un discóbolo que no está infibulado. Esta costumbre se ha interpretado de varias maneras: como una solución higiénica, como una forma de asegurarse el control del propio falo o, lo que es mucho más probable, como una cuestión tanto práctica como estética. Para los griegos la vista de un cuerpo bello y perfecto era tan estimulante que algunos hábitos de otros pueblos de la Antigüedad, como la circuncisión, les parecían algo extraño y feo. Así describe Heródoto al «extremadamente piadoso» pueblo egipcio que «practica la circuncisión por razones de higiene, pues prefieren ser limpios a tener mejor aspecto»13. Visualmente en muchos vasos el resultado de la infibulación, ya que no se ven restos de la cinta, es un pene «rizado», como el de los sátiros que observan a su compañero malabarista en el famoso psykter de Londres, tratados aquí como esforzados deportistas, parodia del mundo civilizado de los atletas. Porque los hombres con falo infibulado suelen aparecer en contextos atléticos o en escenas relacionadas con algún ritual religioso o cívico, tal vez como señal de respeto o como connotación de sujeto ultra civilizado.

El desnudo masculino en el arte aparece en Grecia en una fecha muy temprana, a finales del siglo VII a. C., un invento que se va a convertir en uno de los más longevos en la historia del arte occidental. Las bellas estatuas de jóvenes que expresan excelencia física y virtud moral se levantan al aire libre, al alcance de la mano, en santuarios, necrópolis, ágoras. La mirada era táctil, su visión no dejaba de provocar sin duda un efecto en la libido (masculina, por supuesto). No eran imágenes neutras. Las historias míticas sobre estatuas que cobran vida o que provocan incluso pasiones eróticas son bien conocidas por los griegos. Volveré sobre esto más adelante. Si es a través de la mirada, de la luz que emanan los ojos, por donde penetran el deseo y el amor, algo tan bello como la imagen en mármol (o en bronce más tarde) de un hermoso cuerpo desnudo no podía dejar de provocarlos.

Un grupo escultórico ilustra, mejor que ningún otro, la fuerza del deseo homoerótico. El emperador Adriano se hizo una copia para su villa en Tívoli, que hoy se conserva en el museo de Nápoles. El grupo de Los Tiranicidas, hecho en 478 por Critios y Nesiotes para sustituir la anterior obra de Antenor robada por los persas, fue una de las obras más importantes e influyentes del arte ateniense. Los asesinos del tirano Hiparco eran dos amantes. El tirano deseaba, y molestaba, al joven Harmodio y, por defenderle, su erastés o amante, el barbado Aristogitón, decide darle muerte ante la multitud en el momento de la celebración de las fiestas ciudadanas. Saliendo del gentío, el joven levanta la espada, frente a Hiparco, mientras Aristogitón extiende el brazo para protegerle. La imagen, tal y como se reproduce aquí (que es la más habitual en los libros), hace que miremos la escultura desde un ángulo imposible en la Antigüedad, de frente, de tal manera que el espectador se coloca en el lugar del tirano, algo imposible, detestable, y también inviable en la realidad, pues delante de la escultura en el Agora de Atenas había una estela que impedía que ningún espectador se convirtiera en agredido. La mirada en la Antigüedad debió de ser lateral, tal y como atestiguan algunos vasos áticos.

Convertida en paradigma de la democracia de Atenas, la estatua en bronce de Los Tiranicidas se exhibía en la plaza de la ciudad, en el mercado o Ágora. ¿Paradoja del destino que un «lío de faldas» llegue a convertirse en la imagen más heroica de la ciudad, en la representación visual de la primera democracia del mundo? No. La obra de Critios, thauma idesthai, maravilla de ver, canaliza visualmente la ideología ateniense de la época. Integridad, austeridad, valentía e imagen noble del deseo viril es lo que convierte a estos dos amantes en modelo de virtud, de coraje y en la materialización misma del excelente modo de gobierno ateniense.


Fuente: Historiadelarte.us

Arte celta

El término arte celta alude a las expresiones artísticas de los llamados pueblos celtas. Es, sin embargo, una categoría subjetiva y discutida, tanto como el propio concepto de "civilización celta", ya que se aplica a un período de tiempo muy dilatado y a múltiples culturas relacionadas pero diferentes entre sí.

De hecho, la expresión "arte celta" se emplea sobre todo en relación al arte pagano tardío y cristiano temprano de las islas británicas, cuya más notable expresión son los manuscritos ilustrados altomedievales ricamente ornamentados con elementos estéticos propios del arte nativo insular. Ejemplos son el Libro de Kells, el Libro de Durrow o los Evangelios de Lindisfarne. También destacan las piedras pictas escocesas, cálices, broches y cruces celtas.

El arte celta insular, con sus característicos motivos de lazos y espirales, está estrechamente relacionado con (e influenciado por) el arte ornamental y zoomórfico vikingo, sobre todo el estilo Borre.

Características:

  1. Abstracción geométrica: se desmaterializa el arte, guardando sólo las líneas esenciales de la figura representada o incluso prescindiendo totalmente de ella (espirales, entrelazados, etc.). Las formas se reducen a esquemas geométricos.
  2. Creatividad: muchas veces la obra solo es un pretexto para dar rienda suelta a la técnica y la imaginación del artista.
  3. Horror vacui: el llamado horror al vacío, acuñado por los romanos (véase la Columna de Trajano) también es muy característico del arte celta. No se encuentra prácticamente ningún punto vacío en el espacio dispuesto por el artista.
  4. Zoomorfismo: los animales, sean una especie existente o bien de carácter fantástico, tienen preferencia a la hora de ser incluidos en la decoración céltica. Probablemente estas figuras tuvieron en su origen un carácter totémico.
  5. Predominancia de lo ornamental sobre el contenido: el artista celta puede situar una escena en el centro de la obra pero siempre se recreará en los adornos secundarios, que parecen ser lo más atractivo para él y que reflejan mejor su manera de expresarse.

En resumen, el arte céltico se caracteriza por su simbolismo y gusto por la geometría, produciendo una sensación de "caos ordenado" con sus formas abigarradas pero simétricas. No desconoce cierto naturalismo, pero estiliza lo plasmado huyendo del realismo total.

Obras del Arte Celta


El Arte Celtíbero

Su construcción más característica son los castros, poblados con recintos amurallados levantados en las cimas de los montes, que se localizan en las áreas ocupadas por los celtas en el valle del Duero o en Galicia: Las Cogotas (Ávila) y Castro de Santa Trega (Pontevedra), respectivamente.

Algo más tardía y en relación con la cultura ibérica, son las ciudades de los arévacos, algunas de ellas con gran desarrollo urbanístico como en Numancia, y otras más primitivas, excavadas las casas y calles sobre la roca como en Termancia.

La escultura está representada fundamentalmente por los verracos, figuras de animales que se asemejan a toros, protectores de la ganadería. Son característicos de esta escultura animalista los Toros de Guisando (Ávila).


Fuente: Wikipedia

Efebo de Motia

El Efebo de Motia, también conocida como Giovinetto di Mozia, es una escultura que data del año 480 a. C., (Siglo V a. C.), conservada en el Museo Whitaker, en la isla de Motia, en Italia. Aunque se cree que fue esculpida por artistas de la Antigua Grecia, se halló en territorio fenicio de Sicilia. Los fenicios fueron un pueblo originario de Fenicia, una antigua región de oriente próximo, que se extendía a lo largo de la costa oriental del Mediterráneo, en la costa del actual Líbano, desde los alrededores de Ras Naqura, hasta la desembocadura del río Orontes, al norte, entre Siria, Israel y el Mar Mediterráneo.

La escultura fue hallada por arqueólogos italianos de la Universidad de Palermo, incluyendo Gioacchino Falsone1 en octubre del año 1979, durante unas excavaciones, enterrada cerca del antiguo santuario de Melqart situado en la localidad de Cappidazzu, lugar perteneciente a la isla de Motia (Motya, Μοτύη), antigua colonia fenicia, actualmente conocida como isla de San Pantaleón. Fue una ciudad del oeste de Sicilia, entre Drepanum y Lilibea, situada en una pequeña isla, a 1 km de la costa, a la que estaba unida por un paso artificial. Fue colonia fenicia, probablemente sólo un centro comercial, que se convirtió en ciudad con el tiempo. Los griegos decían que había sido fundada legendariamente por una mujer llamada Motia, y la conectaron con Heracles.

  • Estilo: estilo clásico temprano griego.
  • Material: Mármol blanco anatólico.
  • Altura: 180 centímetros aproximadamente.

Simbología

Según el arqueólogo italiano Gioacchino Falsone, la escultura representa a Melqart, divinidad fenicia de la ciudad de Tiro, a la que estuvo consagrado primitivamente el templo de Heracles en la antigua ciudad de Cádiz. Su culto centrado en el fuego sagrado de las ciudades, se extendió por todas las colonias de Tiro siendo la forma fenicia del dios Baal.

Originariamente era un dios agrícola, del campo, la vegetación, la fecundidad y la primavera, por lo que su ritual comprendía una serie de ritos de muerte y resurrección cíclicos anuales, coincidentes con las estaciones del año; No obstante, también era un deidad marina, pues era un divinidad de carácter sincrético. Pasó luego a ser considerado «rey de la ciudad», que es el significado etimológico de su nombre (melk, rey), y como patrono de la ciudad de Tiro, se transformó también en dios de la colonización y de la protección de la navegación.

Efebo de Motia



Fuente: Wikipedia