martes, 27 de mayo de 2014

La Mezquita de Córdoba

El vocablo mezquita se designa en la lengua árabe con el nombre de “maschid”, lugar donde uno se postra frente a Dios. La planta de la mezquita es una rectángulo amplio de 175mx128m con diecinueve puertas. La mezquita original comenzó a construirse bajo el emirato de Abderramán I y constaba de un patio (sahn) con una fuente (sabil) y pórticos (riwat), tenía once naves y once columnas en cada fila. Con Abderramán II se amplió el sahn añadiendo ocho columnas más a cada nave y con el califa Abderramán III se amplió el sahn. El califa Alhakem II desarrolló la mezquita a partir de la ampliación de Abderramán II prolongando las columnas con otras once más y cerrando este espacio con un muro que se denomina qibla. La dictadura de Almanzor durante el último califa supuso una ampliación hacia el este, construyendo un cuerpo rectangular que seguía la línea de la mezquita tras la última ampliación de Alhakem II. ¿Por qué construye este añadido al este y no continúa con la mezquita hacia el sur?. Porque se encuentra con el río Guadalquivir y hay que buscar otra solución. Es esta la mezquita mayor de los viernes, “es la catedral musulmana” pero en la ciudad de Córdoba había otras mezquitas ya que era una ciudad populosa para la época, llegó a tener 100.00o habitantes y fue un importante foco cultural.

En el sahn destaca el alminar o minarete, una torre prismática que puede ser también cilíndrica pero en España fueron todas prismáticas ya que estamos en occidente y la forma del alminar es lo que diferencia una mezquita occidental de otra oriental.

El alminar es el lugar desde el que almuecín convoca a la oración. Esta construcción tiene influencia de las torres campanarios de los templos cristianos y de construcciones helenísticas y romanas.

El minarete original de este edificio fue preservado en sellos medievales y se construyó con grandes sillares a soga y tizón, unidos con yeso y en sus paredes se abrían huecos para encajar las vigas de madera en disposición horizontal.

La importancia del minarete es tal que autores como Torres Balbás y Ambrosio de Morales le dedicaron estudios; el primero lo describe así: “ con sus muros calados por múltiples ventanas simétricamente dispuestos de dobles y triples arcos, sus arquillos ciegos terminando el cuerpo inferior, rematado el alto en las brillantes bolas, erguidas sobre su cúpula calada y la policromía destacando las formas decorativas, el alminar de Abderramán III era una creación arquitectónica excepcional, sin paralelo en el occidente islámico”. El segundo considera: “tiene más de obra romana que morisca, pues guarda en todo medida, correspondencia y proporción romana”.

Alrededor del sahn se construyen tres pórticos, dos en los lados laterales y uno en el lado de acceso principal que se denominan riwat, en cierto modo el shan con el riwat y el sabil semejan a un atrium romano y después cristiano. La dependencia que se encuentra a continuación es la sala de oración o haram, algunos también la denominan iwan, en ella los elementos sustentantes son las columnas de mármol aprovechadas de otros edificios anteriores con capiteles de tradición corintia y sobre ellas se construyen potentes cimacios para ganar altura sobre los que descansan arcos que pueden ser de medio punto, de herradura, polilobulados…. En palabras de Esteban Llorente la consagración del arco como forma estática será repentina y fruto de la civilización musulmana. Los arcos están construidos con dovelas de piedra y ladrillo y cuando no hay disponibilidad del ladrillo se pintan de color rojo.

El atrevido sistema de sustentación a partir de las columnas obliga a los árabes a imitar construcciones romanas como el acueducto de Los Milagros de Mérida que emplea el ladrillo en la rosca de los arcos y el llamado arco de entibo para reforzar los verticales vanos entre los pilares. Eso mismo harán los musulmanes en la sala de oración. La superposición de los arcos implica la sensación de dinamismo, ligereza, luminosidad y la adopción del muro cortina influyendo en el arte mozárabe y recordando ese muro cortina calado al acueducto de Segovia dentro del marco urbano en el que se ha construido.

En el haram la cubierta se resuelve mediante un artesonado de madera de alerce policromado elevando la nave central para permitir la apertura de un claristorio tapiado con celosías que tamizarán la entrada de la luz que se verán incrementada por doscientas veinticuatros lámparas o kandil; de ahí la palabra castellanizada candil, lamparilla de aceite empleada en las casas antes de la llegada de la luz eléctrica. Otras tres grandes lámparas estaban en la maqsureh, el espacio reservado al califa para participar de la oración. Desde aquí se puede contemplar el muro principal de la mezquita, la qibla, viene a ser lo mismo que el ábside de una iglesia cristiana, siempre orientado hacia La Meca pero en nuestro ejemplo hacia Gibraltar, lugar por el que han penetrado los árabes en el año 711.

La qibla en este edificio es doble y en el centro un ábside poligonal que no se acusa al exterior, es el mihrab, es el espacio más sagrado con una lámpara que indica la presencia del profeta; no hay imágenes porque los musulmanes son iconoclastas, no admiten el culto a la imagen, Dios no se puede representar. Es un espacio decorado con mármoles y con versículos del Corán; la escritura representa a Alá y la influencia de este gusto se verá en el arte contemporáneo pues las iglesias prerrománicas del período de Alfonso III el Magno tendrán versículos grabados en las paredes, por ejemplo San Salvador de Valdediós y San Martín de Salas que conserva restos en el Museo del Prerrománico ubicado en la torre del Castillo Valdés-Salas.

El mihrab está cubierto por cúpula al igual que el resto de las dependencias laterales en las que se emplean las bóvedas, pudiendo encontrarnos bóvedas de cañón, esquifadas, bóvedas y cúpulas gallonadas y nervadas sin cruzarse los nervios en ninguna clave central ni secundaria sino entrelazándose. Esta tipología será rescatada en el período barroco por el arquitecto italiano Guarino Guarini. “Esta dependencia conmemora la presencia del profeta como primer imán”. (Oleg Grabar). “Es un nicho abovedado que simboliza el lugar en que se manifiesta Dios a través de la palabra revelada en el Corán ..la bóveda del miharb es una concha, símbolo del oído del corazón que recibe la palabra; esta es lo mismo que para el cristiano la imagen”. (Burckardt).

El edificio en el exterior muestra portadas enmarcadas por gruesos contrafuertes. Se remata con almenillas que se recortan de forma escalonada y dentellones agudos manifestando una clara influencia del arte omeya en Siria. Asimismo el tipo de arco que domina en estas portadas es el arco de herradura con alfiz. Finalmente el conjunto arquitectónico se define por las siguientes características:

  • Influencia oriental a través del legado sasánidad y siriorromano al establecer un eje axial.
  • Influencia bizantina en el tratamiento del muro externo, del espacio interior, la intercomunicación de espacios, la decoración…
  • Crece el edificio a la par que la ciudad, es un edificio de espacio interior, con un espacio de interrelación en el sahn, separa el mundo exterior del espacio reservado a los musulmanes.
  • La nave es el módulo.
  • La disposición de los elementos sustentantes asemeja a un tronco de palmera.
  • Aporta al espacio la cuarta dimensión; según Bruno Zevi el recorrido.
  • Importancia de la luz tamizada por las celosías.
  • Edificio religioso tanto para la oración colectiva como individual, pero que también sirve para la toma de decisiones, el anuncio de noticias.


Concluyendo, dos citas, una de un arquitecto del siglo XX, el arquitecto de los pilotis y otra de un musulmán nos dan una idea de la importancia de esta edificación. “La arquitectura árabe nos da una lección inolvidable; se aprecia mientras se anda y solo de este modo, al moverse por ella, el observador ve desarrollarse las disposiciones arquitectónicas” . (Le Corbusier). “La mezquita es un monumento extraordinario y único sin paralelo con los restantes musulmanes tanto por su arquitectura como por sus dimensiones”. (Idrisi).

La mezquita a lo largo de la historia sufrirá una profunda transformación en el contexto de la Reconquista y el 29 de junio de 1236 se consagra a la Asunción de la Virgen, con el nombre Santa María la Mayor. Tres siglos después en el año 1523 por iniciativa de Alonso Manrique el cabildo decide erigir en el centro una iglesia que superara en suntuosidad la obra de los califas musulmanes. El emperador Carlos V diría: “Yo no sabía que era esto, pues no hubiese permitido que se llegase a lo antiguo; porque hacéis lo que no se puede hacer y habéis desecho lo que era singular en el mundo”.

La Mezquita de Córdoba

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